"Te veo y es como ver el cielo; imponente, poderosa. Tu sola cara me evoca mil placeres indescriptibles para el sentir humano. Tus ojos como dos pequeñas galaxias que invitan a los míos propios a una travesía en su interior. Tu pequeña nariz, detallada con delicadas terminaciones dignas de los mejores escultores y carpinteros; dichoso el aire que inspiras, casi tanto como el que exhalas, que toca tus blancos dientes y tu sensual lengua, para escapar por esos esponjosos y pequeños labios desnudos.
Y tu cabello, ¡oh que cabello!, despeinado y rebelde, llevado por el viento, oscuro como la selva más profunda...me pierdo. No pienso en rozar tu piel, que con verse y sin tocarse basta con saber que es más suave que la seda; no quiero dañar material tan valioso, que recorre todo tu cuerpo, recorriendo valles y colinas bien dotados por la biología.
Como sí tu apariencia física no fuera suficiente bendición, tu personalidad es un gran tesoro. Simpática y alegre, contagiosa sonrisa; la timidez no está en tu diccionario, cuan asertiva, cuanto coraje, ¡Qué hasta yo envidio! Y en un cuerpo tan joven encontrar una mente tan madura, soy como el cazador que encuentra un ser fantástico en un bosque silencioso, un gran hallazgo que sólo la realización ya causa felicidad. Que perfecta eres mujer; que perfecta. Y noto que me miras, que me miras mucho, y como en leer mentes y corazones soy el mejor, no hago otra cosa en que pensar ¿cómo cresta te explico que soy gay?"
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