Yo Francisco Amaro Díaz Águila, soy alumno regular de la
carrera de Ingeniería Civil Informática, en la Universidad Técnica Federico
Santa María, Campus San Joaquín, el mismo que hasta hace unas horas estaba en
movilizaciones debido a una serie de inconformidades del estudiantado (me
incluyo) enfocadas a la estructura física y estamental. Hoy el paro acabó,
mañana a primera hora hay clases, lo malo es que no nos dieron colchón
académico, lo feo es que no se consiguió siquiera una décima parte de los que
se buscó y lo asqueroso es que de aquellos que votaron volver clases estoy yo…. Y no me arrepiento.
Nunca fui miembro activo en las movilizaciones; no lo era en
la Educación Media y tampoco hice mucho ahora. No es de cobarde, ni de “amarillo”
como tildan esos csm que se las dan de líderes con discursos bonitos en tono
autoritario. Esta pelea, aunque me involucra y me afecta, no me pertenece, no
soy quien para discutir el actuar del miembro regente de la universidad. En
este país que tanto me ha dado y tanto me ha negado, la educación es un bien de
consumo. Soy solo un cliente que solicita un servicio. Las quejas de varios de
mis compañeros se deben a que consideran una incongruencia en la razón calidad/precio,
nuestra carrera es cara, aproximadamente 3 millones y medio al año (más matrícula,
que son como 100 lucas), y la carrera bordea los seis años. Que los profesores son malos, que la infraestructura
es pobre, que los regentes no escuchan la voz de los estudiantes, que el casino
es chico y la comida es mala, que el WiFi es como el orto, que no tenemos
derecho a voto…... viejo, esto es lo mismo que el internet de tu casa; si no te
gusta el servicio que brinda la compañía, llama y contacta con algún ejecutivo y
expones tu malestar con la situación, y si su respuesta no te satisface, pues ¡tú
eres el cliente!, cortas el convenio y buscas otro proveedor que si cumpla tus
expectativas. Irse a paro es equivalente a negarse a pagar la cuenta, no es más
que amedrentar con una espada de 20 kilos con doble filo, como presión es
buena, pero si se te va de las manos el único perjudicado serás tú mismo.
Agradezco que el estado me subsidie en parte del pago de mi
carrera, la que me entusiasma mucho y la que quiero ejercer en mi vida laboral,
porque no tengo medios para costeármela por mi cuenta. Pero a cambio debo ser
un alumno ejemplar, estudiar y sacar buenas notas, y sobre todo, que esté el
registro que aprobé todos y cada uno de mis ramos con buen promedio (que es lo
que le interesa al ministerio), para así mantener el beneficio. Asamblea a
asamblea, salir de mi casa a votar “CLASES” y volver con real convicción de que hacia lo correcto.
El día de mañana, orgulloso diré que luché por MIS INTERESES.
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