Aquí va algo que acabo de escribir hoy, parece que por fin me vino la inspiración divina despúes de una noche de insomnio
Espero que os guste.
El Mundo Vacío
Y aquí estaba yo, solo admirando el rojo atardecer, solo…
preguntándome que es lo que el futuro traería consigo, en especial tras el
sueño que tuve anoche. Ese sueño era bastante extraño, pero hermoso a su manera.
Simplemente me encontraba caminando a través de un campo vacío, lejos de la
sociedad, lejos de todo aquello que pudiese parecer una forma de vida. Recuerdo
que en un momento me detuve, y me recosté en el suelo del cansancio, momento en
el cual me decidí a admirar aquel cielo, cuyo color parecía algo salido de un
libro de fantasía… No era azul como un cielo despejado, ni negro como la
oscuridad de la noche, era un rojo, similar al de una puesta de sol, sin
embargo, no se veía ni el sol, ni una luna. Tampoco se veía que este cambiase
con el tiempo, podía observar las nubes moviéndose, adquiriendo un tono rojo,
al acercarse al centro de mi vista, solo para perderlo y convertirse en un
naranja pálido. Ni el atardecer frente al que me encontraba en ese momento, en
la vida real, se comparaba a lo que había visto en mi sueño.
Fue entonces cuando lo escuché. Sin previo aviso, escuché
unos pasos, los cuales provenían de atrás mío. ¿Cómo podía ser eso? Había
caminado durante horas, sin haber visto siquiera un rastro de vida. A pesar de
la impresión, no vi la necesidad de levantarme y ver a quién pertenecían
aquellos pasos, tampoco fue como que hubiese tenido tiempo de hacerlo, ya que a
penas los noté, fue que apareció su cara frente a la mía. Su cara… Es algo
difícil de describir, me imagino que entenderán como al despertarse de un
sueño, uno tiene exactamente la imagen de aquello que vio, no obstante, con el
tiempo se va perdiendo esta, y solo recordamos los hechos más importantes que
acontecieron en nuestro sueño. Eso es lo que me está sucediendo ahora, no
obstante, puedo recordar que tenía una cara fina, hermosa. Algo tenía su rostro
que logró enamorarme en el instante en que la vi. Y su cabello… Puedo recordar
que era un cabello oscuro y largo, pero también liso y delicado, como su
rostro.
Mientras yo seguía perplejo, ella simplemente sonrío y me
dijo con una voz angelical: “¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que este mundo
estaba vacío…”, tras lo cual se recostó a mi lado. A lo cual respondí: “Podría
preguntarte lo mismo… Llevo horas aquí y no he visto absolutamente nada… Solo
esta… especie de atardecer.” Ella miró al cielo por un instante y dijo: “¿Es
hermoso, Verdad?, jamás había observado algo similar en toda mi vida, es como
si se tratase de un sueño…” Fue entonces cuando tuve uno de esos momentos de
lucidez, en los que uno se da cuenta que todo lo que lo rodea es un sueño, que
esa realidad es simplemente algo creado por nuestro subconsciente… No mentiré,
en vez de sentir felicidad, sentí una tristeza profunda… Aquello que era tan
hermoso frente a mis ojos, solo lo era, ya que era parte de mi imaginación.
Creo que ella lo pudo notar en mis ojos. En ese instante, su sonrisa
desapareció y sus ojos mostraron una tristeza, que me imagino debió sentir algo
similar a lo que sentía yo en ese instante. “¿Lo has notado…? Este mundo es
solo un sueño… Pero creo que no tiene sentido decírselo a algo creado por mi
imaginación-“. Espera… ¿Qué…? Algo creado por “su” imaginación. Este, hasta
donde sabía, era “mi” sueño. No obstante, ella siguió hablando: “-Seguramente
no eres capaz de razonar.” A lo que, efectivamente, respondí: “Perdóname, pero
creo que “tu” eres, quien por desgracia, es un fragmento de mi imaginación, yo
estoy seguro de que existo en el mundo real.”, tras lo que ella respondió:
“Imposible, yo sé que en este instante me encuentro en mi cama, durmiendo.”
Pasamos así largos minutos discutiendo, tratando de
averiguar quién era el sueño de quién, sin embargo, no pudimos llegar a nada.
“¿Podría ser que ninguno sea un sueño?”, dije yo finalmente. “Es probable…”,
dijo ella, “Hay demasiadas cosas que parecen ser reales de nosotros dos. Pero si
es así, ¿Cómo es que acabamos en un sueño juntos?”. “No lo sé…”, respondí,
“Nuestro mundo, ya de por sí, es demasiado extraño, no esperes que comprenda lo
que sucede acá.” Ella soltó una pequeña risa, “Y que lo digas”.
A partir de eso fue que surgió una conversación, la cual
duró toda esa tarde… Bueno, noche. Resulta que ella tampoco comprendía como es
que funcionaba nuestro verdadero mundo, ella me contó que no entendía el por
qué las personas peleaban, el por qué una persona podría llegar a traicionar a
otra, el por qué… Bueno, podría seguir así durante todo el día, ya que nos
cuestionamos la esencia misma de nuestro mundo, pero lo más importante es que creo
que llegamos a entender el por qué este mismo mundo nos había reunido en un
sueño.
Como se imaginarán, nada es para siempre, y eventualmente
desperté. Creo que en vez de la típica confusión que siente uno al levantarse,
sentí una potente tristeza, ya que aquel momento había terminado. Pasé todo día
pensando en ese sueño, pensando si algún día la volvería a ver. Por primera vez
en mi vida, había encontrado a alguien que me entendiera, alguien con quien
realmente podía hablar, alguien en quien podía confiar… No obstante, no dejaba
de ser solo un sueño. Eso me deprimió bastante, tras lo cual el día se volvió
largo y sin sentido. Había encontrado lo que había deseado durante toda mi
vida, no obstante, lo había perdido. Esa sensación… Realmente lo hace
cuestionarse la vida a uno. ¿Por qué se nos da el dulce, para posteriormente
quitárnoslo? ¿Es realmente mejor el encontrar y perder, que nunca haber
encontrado? La respuesta varía de persona en persona, pero en ese instante, yo
simplemente no quería pensarlo. Simplemente me encontraba perdido. Es así como
pasó el día y llegamos a donde me encuentro actualmente, frente a un atardecer,
que realmente me hace plantearme que traerá consigo el futuro…
Es probable que esto fuera más fácil, si no fuese porque
mañana vuelvo a clases. Bueno… No creo que volver sea la palabra más exacta. No
es como que vuelva a ver a las personas que conozco, mañana de verdad habrá un
nuevo comienzo. Una nueva identidad, una nueva vida… Por fin ha llegado la
oportunidad de empezar todo como siempre lo quise, y gracias a eso, podré dejar
atrás mi pasado. Bueno, parece que por fin había terminado el atardecer, así
que me disponía a ir a casa. A pesar de que era un trayecto de solo 15 minutos
hasta mi casa, el camino se hizo eterno. Creo que no fue tan buena idea, el ir
a observar el atardecer… Simplemente terminé con el recuerdo del sueño de
anoche más vivo que nunca, y con ello, la decepción. Durante el trayecto, no
hubo nada fuera de lo común, la típica persona paseando al perro, el abuelito
que vive a una cuadra sentado en su silla mecedora, ni siquiera un mísero
accidente que me hiciese notar la diferencia. Todo se veía monótono, todo se
veía igual… Estaba cansado ya. Solo quería algo que me hiciese sentir vivo de
nuevo. Durante la cena tampoco hubo nada fuera de lo común. Ni durante el resto
de la noche. Todo siguió igual, hasta que me fui a dormir… Creo que al
acostarme tuve la vaga esperanza de que la volvería a encontrar, de que podría
soñar junto a ella de nuevo. Fue entonces cuando… nada sucedió. Absolutamente
nada, ni siquiera pude soñar esa noche. Esa mañana me levante simplemente
irritado. Creo que ya estaba pasando por la segunda fase de la pérdida: ira.
Simplemente hice lo que hacia todas las mañanas, me duché, desayuné, pero
tampoco hubo cambio alguno. Ya para cuando salí de casa estaba resignado, creo
que por fin había comenzado a entender los pros y contras, de mi experiencia
pasada. Finalmente llegué a mi destino. Se supone que mi sala era la n° 117,
así que me dirigí al lugar. Tal vez… Solo tal vez... Habría alguien ahí que me
hiciese sentir mejor. Entre a la sala y… nadie… Había solo un par de chicos,
con quienes me puse a conversar hasta que empezó la clase, parecían bastante
simpáticos, pero no creo que me entendiesen, creo que solo serían de “ese” tipo
de amigos. Cuando terminó la clase, acordamos de almorzar juntos, ya que
durante el resto del día no nos volveríamos a ver. Nos despedimos, y cada uno
se fue a su nueva sala. Entonces me dispuse a ir hacia mi siguiente sala. Di la
vuelta al pasillo y fue entonces… Si, esta vez algo de verdad pasó. Allí estaba
ella. La chica con quien había soñado. Simplemente no podía creerlo. Mi mente
se quedó en blanco. En ese instante, ella me vio. Lentamente se acercó y me dijo:
“Eres tú”.
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