domingo, 1 de septiembre de 2013

El Mundo Vacío

Por Black N whitE,





Aquí va algo que acabo de escribir hoy, parece que por fin me vino la inspiración divina despúes de una noche de insomnio

Espero que os guste.


 El Mundo Vacío


Y aquí estaba yo, solo admirando el rojo atardecer, solo… preguntándome que es lo que el futuro traería consigo, en especial tras el sueño que tuve anoche. Ese sueño era bastante extraño, pero hermoso a su manera. Simplemente me encontraba caminando a través de un campo vacío, lejos de la sociedad, lejos de todo aquello que pudiese parecer una forma de vida. Recuerdo que en un momento me detuve, y me recosté en el suelo del cansancio, momento en el cual me decidí a admirar aquel cielo, cuyo color parecía algo salido de un libro de fantasía… No era azul como un cielo despejado, ni negro como la oscuridad de la noche, era un rojo, similar al de una puesta de sol, sin embargo, no se veía ni el sol, ni una luna. Tampoco se veía que este cambiase con el tiempo, podía observar las nubes moviéndose, adquiriendo un tono rojo, al acercarse al centro de mi vista, solo para perderlo y convertirse en un naranja pálido. Ni el atardecer frente al que me encontraba en ese momento, en la vida real, se comparaba a lo que había visto en mi sueño. 


Fue entonces cuando lo escuché. Sin previo aviso, escuché unos pasos, los cuales provenían de atrás mío. ¿Cómo podía ser eso? Había caminado durante horas, sin haber visto siquiera un rastro de vida. A pesar de la impresión, no vi la necesidad de levantarme y ver a quién pertenecían aquellos pasos, tampoco fue como que hubiese tenido tiempo de hacerlo, ya que a penas los noté, fue que apareció su cara frente a la mía. Su cara… Es algo difícil de describir, me imagino que entenderán como al despertarse de un sueño, uno tiene exactamente la imagen de aquello que vio, no obstante, con el tiempo se va perdiendo esta, y solo recordamos los hechos más importantes que acontecieron en nuestro sueño. Eso es lo que me está sucediendo ahora, no obstante, puedo recordar que tenía una cara fina, hermosa. Algo tenía su rostro que logró enamorarme en el instante en que la vi. Y su cabello… Puedo recordar que era un cabello oscuro y largo, pero también liso y delicado, como su rostro.

Mientras yo seguía perplejo, ella simplemente sonrío y me dijo con una voz angelical: “¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que este mundo estaba vacío…”, tras lo cual se recostó a mi lado. A lo cual respondí: “Podría preguntarte lo mismo… Llevo horas aquí y no he visto absolutamente nada… Solo esta… especie de atardecer.” Ella miró al cielo por un instante y dijo: “¿Es hermoso, Verdad?, jamás había observado algo similar en toda mi vida, es como si se tratase de un sueño…” Fue entonces cuando tuve uno de esos momentos de lucidez, en los que uno se da cuenta que todo lo que lo rodea es un sueño, que esa realidad es simplemente algo creado por nuestro subconsciente… No mentiré, en vez de sentir felicidad, sentí una tristeza profunda… Aquello que era tan hermoso frente a mis ojos, solo lo era, ya que era parte de mi imaginación. Creo que ella lo pudo notar en mis ojos. En ese instante, su sonrisa desapareció y sus ojos mostraron una tristeza, que me imagino debió sentir algo similar a lo que sentía yo en ese instante. “¿Lo has notado…? Este mundo es solo un sueño… Pero creo que no tiene sentido decírselo a algo creado por mi imaginación-“. Espera… ¿Qué…? Algo creado por “su” imaginación. Este, hasta donde sabía, era “mi” sueño. No obstante, ella siguió hablando: “-Seguramente no eres capaz de razonar.” A lo que, efectivamente, respondí: “Perdóname, pero creo que “tu” eres, quien por desgracia, es un fragmento de mi imaginación, yo estoy seguro de que existo en el mundo real.”, tras lo que ella respondió: “Imposible, yo sé que en este instante me encuentro en mi cama, durmiendo.” 

Pasamos así largos minutos discutiendo, tratando de averiguar quién era el sueño de quién, sin embargo, no pudimos llegar a nada. “¿Podría ser que ninguno sea un sueño?”, dije yo finalmente. “Es probable…”, dijo ella, “Hay demasiadas cosas que parecen ser reales de nosotros dos. Pero si es así, ¿Cómo es que acabamos en un sueño juntos?”. “No lo sé…”, respondí, “Nuestro mundo, ya de por sí, es demasiado extraño, no esperes que comprenda lo que sucede acá.” Ella soltó una pequeña risa, “Y que lo digas”. 

A partir de eso fue que surgió una conversación, la cual duró toda esa tarde… Bueno, noche. Resulta que ella tampoco comprendía como es que funcionaba nuestro verdadero mundo, ella me contó que no entendía el por qué las personas peleaban, el por qué una persona podría llegar a traicionar a otra, el por qué… Bueno, podría seguir así durante todo el día, ya que nos cuestionamos la esencia misma de nuestro mundo, pero lo más importante es que creo que llegamos a entender el por qué este mismo mundo nos había reunido en un sueño.

Como se imaginarán, nada es para siempre, y eventualmente desperté. Creo que en vez de la típica confusión que siente uno al levantarse, sentí una potente tristeza, ya que aquel momento había terminado. Pasé todo día pensando en ese sueño, pensando si algún día la volvería a ver. Por primera vez en mi vida, había encontrado a alguien que me entendiera, alguien con quien realmente podía hablar, alguien en quien podía confiar… No obstante, no dejaba de ser solo un sueño. Eso me deprimió bastante, tras lo cual el día se volvió largo y sin sentido. Había encontrado lo que había deseado durante toda mi vida, no obstante, lo había perdido. Esa sensación… Realmente lo hace cuestionarse la vida a uno. ¿Por qué se nos da el dulce, para posteriormente quitárnoslo? ¿Es realmente mejor el encontrar y perder, que nunca haber encontrado? La respuesta varía de persona en persona, pero en ese instante, yo simplemente no quería pensarlo. Simplemente me encontraba perdido. Es así como pasó el día y llegamos a donde me encuentro actualmente, frente a un atardecer, que realmente me hace plantearme que traerá consigo el futuro…

Es probable que esto fuera más fácil, si no fuese porque mañana vuelvo a clases. Bueno… No creo que volver sea la palabra más exacta. No es como que vuelva a ver a las personas que conozco, mañana de verdad habrá un nuevo comienzo. Una nueva identidad, una nueva vida… Por fin ha llegado la oportunidad de empezar todo como siempre lo quise, y gracias a eso, podré dejar atrás mi pasado. Bueno, parece que por fin había terminado el atardecer, así que me disponía a ir a casa. A pesar de que era un trayecto de solo 15 minutos hasta mi casa, el camino se hizo eterno. Creo que no fue tan buena idea, el ir a observar el atardecer… Simplemente terminé con el recuerdo del sueño de anoche más vivo que nunca, y con ello, la decepción. Durante el trayecto, no hubo nada fuera de lo común, la típica persona paseando al perro, el abuelito que vive a una cuadra sentado en su silla mecedora, ni siquiera un mísero accidente que me hiciese notar la diferencia. Todo se veía monótono, todo se veía igual… Estaba cansado ya. Solo quería algo que me hiciese sentir vivo de nuevo. Durante la cena tampoco hubo nada fuera de lo común. Ni durante el resto de la noche. Todo siguió igual, hasta que me fui a dormir… Creo que al acostarme tuve la vaga esperanza de que la volvería a encontrar, de que podría soñar junto a ella de nuevo. Fue entonces cuando… nada sucedió. Absolutamente nada, ni siquiera pude soñar esa noche. Esa mañana me levante simplemente irritado. Creo que ya estaba pasando por la segunda fase de la pérdida: ira. Simplemente hice lo que hacia todas las mañanas, me duché, desayuné, pero tampoco hubo cambio alguno. Ya para cuando salí de casa estaba resignado, creo que por fin había comenzado a entender los pros y contras, de mi experiencia pasada. Finalmente llegué a mi destino. Se supone que mi sala era la n° 117, así que me dirigí al lugar. Tal vez… Solo tal vez... Habría alguien ahí que me hiciese sentir mejor. Entre a la sala y… nadie… Había solo un par de chicos, con quienes me puse a conversar hasta que empezó la clase, parecían bastante simpáticos, pero no creo que me entendiesen, creo que solo serían de “ese” tipo de amigos. Cuando terminó la clase, acordamos de almorzar juntos, ya que durante el resto del día no nos volveríamos a ver. Nos despedimos, y cada uno se fue a su nueva sala. Entonces me dispuse a ir hacia mi siguiente sala. Di la vuelta al pasillo y fue entonces… Si, esta vez algo de verdad pasó. Allí estaba ella. La chica con quien había soñado. Simplemente no podía creerlo. Mi mente se quedó en blanco. En ese instante, ella me vio. Lentamente se acercó y me dijo: “Eres tú”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario